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martes, 3 de septiembre de 2013

Angkor y sus ruinas



En el antiguo reino de Kampuchea (Camboya), en el siglo IV, surgió una formidable civilización. La civilización Khemer (Jemer),una de las más grandes civilizaciones de Asia medieval.  En su apogeo, el reino comprendía una parte de Tailandia, de Laos y del Viet Nam actuales. Su capital era la ciudad de Angkor.


Ésta gozó de una gran prosperidad durante más de seiscientos años, en los que experimentó una considerable expansión a costa de sus estados vecinos.

 

En la cumbre de su plenitud, Angkor  tuvo una población de casi un millón de habitantes.

Pero ¿cómo una ciudad, con más habitantes que las que habían en Europa en ese momento (Edad Media), floreció en el marco hostil de la selva virgen y de la jungla indochina?


El esplendor del Imperio jemer se asentó sobre su dominio del agua.

La ciudad de Angkor, además de estar constituida por descenas de templos y ciudades satélites, tenía también instalaciones hidrológicas que fueron indispensables para la agricultura y para satisfacer las necesidades alimentarias de la población Khmer. Mediante grandes lagos artificiales se podía acumular el agua necesaria para regar arrozales capaz de alimentar  700 u 800.000 habitantes hacia el siglo XII.

El sistema urbano Khmer suponía una gran "baray" (un embalse para contener el agua), asociado  a una red de canales, diques y zanjas de desagüe en el centro de la cual se elevará el santuario real, en forma de templo–montaña.




El templo Khemer de Angkor es el templo más grande, mejor conservado, y también el más visitado de los que integran el asentamiento de Angkor. Es considerado uno de los tesoros arqueológicos más importantes del mundo.  


Dedicado inicialmente al dios hindu Vishnú, arquitectónicamente el templo combina la tipología hinduista del templo-monte —representando el Monte Meru, morada de los dioses. Cuando las influencias del budismo se hicieron sentir, el templo será consagrado al Buda-Rey, que representa el centro del mundo.








En el s.XV, la ciudad de Angkor, fue vencida y saqueada por los siameses. El rey y su corte abandonaron el sitio devastado. Lo que queda ahora de ella son ruinas poseídas por la selva y una de las más grandes estructuras religiosas del mundo que por lo que se cuenta, nunca fue abandonada ya que los monjes siguieron hasta el día de hoy acudiendo a ella y conservándola. Las construcciones de madera, los escritos en hojas de palmera y pieles raspadas desaparecieron, víctimas del clima húmedo y de los insectos.
  









  

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